DESDE EL CAFÉ — ¿Y el sicario?
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Los asesinos en motocicleta o motosicarios ya son parte del paisaje cotidiano de este país. Es una de las herencias que dejó el narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria que así se quitó de en medio a docenas de enemigos.
En México son tantos y tan buenos que su oficio está subvaluado porque es mucha la oferta en comparación con la demanda.
Su tarifa oscila entre los 5 mil y los 10 mil pesos. Son pocos los que cobran arriba de 20 mil y muy contados los que perciben 50 mil pesos o más, me dijo un viejo investigador policiaco.
“Están en las antípodas de recibir las sumas astronómicas y en dólares que cobraban los mercenarios de antaño como El Chacal, que según Frederick Forsyth cobró 2 millones de dólares por matar a Charles de Gaulle que al final murió en su cama”.
El investigador agregó que un motosicario es por regla general joven, rápido como un rayo a la hora de disparar y con buena puntería.
Quien atentó contra Ciro tiene muy buena puntería. Así lo dicen las dos balas que iban directo a su cabeza y se estrellaron contra la ventanilla blindada de su camioneta. Gracias a Dios Ciro vive, pero el sicario falló y lo más probable es que tenga sus días contados.
“A diferencia de los matones de antaño, los motosicarios son jóvenes impetuosos y por lo tanto irresponsables. Les vale madre todo, incluyendo su vida pues piensan que nunca se les va a acabar. No tienen la paciencia de los profesionales; no planean el atentado. Simplemente van al lugar por donde circula regularmente la víctima le disparan y listo. Eso sí, hay que reconocer que en el 95 por ciento de los casos han resultado efectivos”, me dijo el investigador.
-Quien disparó a Ciro al parecer lo anduvo siguiendo- le dije.
-Sí, pero no hizo más. Por ejemplo, ignoraba que el periodista conducía una camioneta blindada- me contestó.
-Como quiera que sea, a 20 días del atentado aún no lo han detenido.
-Y quizá no lo detengan nunca- me contestó el viejo que abundó:
“Los sicarios de antes cobraban por adelantado al menos el 50 por ciento. Si fallaban ese dinero se perdía, pero si acertaban sabían que el resto lo tenían seguro en una cuenta bancaria y que jamás volverían a ver a su contratante. Los motosicarios cobran por lo general después de hacer su chamba y eso los expone. Mi argumento es que quien contrató al matón que atentó contra Ciro no pensó dejarlo vivo bajo ninguna circunstancia. Si hubiera cumplido con su ‘trabajo’ lo habría matado para que no hablara; pero como no cumplió, lo anda buscando por el mismo motivo”.
Me dijo que ninguno de los matones de hoy hará la carrera que hicieron los de antaño para quienes lo primordial eran las rutas de escape y éstas prácticamente han desaparecido. “Con tanta cámara de video jamás se arriesgarían y menos por la bicoca que pagan en estos tiempos”.
Según su teoría, si el sujeto que le disparó a Ciro sigue vivo no irá muy lejos porque “huir cuesta y no creo que traiga en la bolsa una tarjeta dorada. Sin dinero y perseguido por la policía y por quien lo contrató se debe sentir como cervatillo acorralado”.
Y a manera de despedida el viejo investigador agregó un comentario tétrico y lapidario. “Un motosicario menos no inhibirá la violencia; atrás de él hay docenas que seguirán atentando contra quien sea, incluidos los periodistas”.
Uta…
Hay ocasiones lector, en que me pongo a pensar qué día dejé de lado mi anhelo de ser torero, para cambiarlo por el oficio de reportero.
bernardogup@hotmail.com
