MALOS MODOS — El triunfo de Dos Bocas
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Julio Patán
Como hay que hacer sacrificios por el bien de todos, el Doctor Patán decidió prescindir de un ratito de juegos olímpicos y salió ayer por la mañana a constatar el efecto inmediato de Dos Bocas en el bolsillo del pueblo bueno. El Quinto Presidente Más Popular del Mundo (QPMPDM) dijo que el proyectazo encabezado por Rocío de México, brazo ejecutor de las grandes ideas del amo y señor de los proyectos monumentales, ya estaba produciendo el 10% de la gasolina que necesita este pueblo ansioso de soberanía.
Así que, con un evidente desconocimiento de cómo funcionan estos procesos, pensé: “Ok. Con esta perdigonada de barriles todavía no le pegamos a los 10 pesos por litro que nos prometió el QPMPDM, pero seguro que el litro ya bajó de 25 pesos a 22.50”. Me explico, ¿no?: 10%. Me pareció una manera muy 4T de hace matemáticas y proyectar cálculos.
Me equivoqué. Claramente, el “efecto Rocío” sobre la economía popular llega con cierto delay. Vaya, que no es en caliente, como uno debería suponer. Mis disculpas por la atrabancada: la ansiedad, debo confesarlo, es, desde siempre, un talón de Aquiles para aquí su doctor. Con todo, los efectos benéficos de la refinería, otro tipo de efectos, ya se hacen sentir.
No es solo la creación de empleos, que empieza con los desbrozadores a machete que quitaron de ahí la molestia del manglar, y termina con la derrama económica que viene de las empresas de los amigos de la bodoquiza. No: hay más. Por ejemplo, está la “maniobra bandera” con que nuestro líder enfrenta cualquier crisis, las económicas y financieras para empezar. ¿Que los mercados se cimbran y el peso se hunde?
Inauguración. Es decir: a agitar banderitas con la tropa, el himno patrio al fondo, y a lanzar un mensaje de tranquilidad. Solo por eso, Dos Bocas, con sus 64 inauguraciones, ya ha sido una inversión magnífica, incluso antes del primer barril soberano. Los mercados se sosiegan, a los inversionistas se les viene una confianza bárbara y se deja caer una lanota. Sin mencionar que Dos Bocas es, antes que nada, un ejemplo de economía moral. Con austeridad republicana, o sea, sin robos, alcanza para aventarte una refinería y para comprarle una casa a mi Rocío.
La única recomendación de su doctor es que el QPMPDM ofrezca pruebas tangibles de este logro popular, para enmudecer las bocas conservadoras que, obvio, ya andan con calumnias. Dicen, querido QPMPDM, que los montones de pipas que han entrado a la refinería en los últimos días lo hacen para inyectar gasolina y vernos la cara a todos cuando esa gasolina salga a las gasolineras, en lo que, en términos de clavadismo olímpico, podría llamarse un “triple huachicol invertido”. Vamos, presidente eterno: muéstrenos como esas pipas llegan vacías y se van llenas, como ocurrió con los bolsillos del pueblo en este sexenio.