MÁS INCERTIDUMBRE
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Macario Schettino.
En México, el domingo pasado se validó la elección de jueces, magistrados y ministros, que es un paso más en la destrucción de la República que ya hemos comentado en varias ocasiones. Como lo comenté en El Financiero, cuatro consejeros del INE han intentado frenar las arbitrariedades y defender la democracia, pero su esfuerzo ha sido inútil. De cualquier forma, creo que es necesario reconocer a Claudia Zavala, Dania Ravel, Jaime Rivera y Martín Faz por su trabajo de este último año.
En esta ocasión, se les sumó Arturo Castillo, que hace un año no reclamó la sobrerrepresentación que nos llevó a esta elección, por lo que lo pongo aparte. Los seis restantes, son parte del Golpe de Estado en el que participaron cuatro magistrados del TEPJF, y no merecen ser mencionados.
Ahora bien, después de validar la elección, el INE ha caído en cuenta de que una cantidad no menor de elegidos no cumplen con los criterios, ya de por sí muy flexibles, que se habían establecido para alcanzar estos puestos. Ahora están atorados en este tema.
En el fondo, no importa mucho. La democracia se perdió en el proceso de 2024, por la intervención directa del presidente en las elecciones, el uso de recursos públicos en la campaña de Sheinbaum, incluyendo a los Siervos de la Nación, pero sobre todo por la utilización de las finanzas públicas en la construcción de una ilusión económica, como hemos mostrado en el análisis económico en varias ocasiones, pero especialmente hoy mismo. Una vez perdida la democracia, el Golpe de Estado terminó con la existencia de la República, eliminando el equilibrio de poderes y la vigencia de la Constitución.
Parece que muchas personas no lo entienden, pero hoy mismo los mexicanos ya no tienen derechos humanos. El derecho a pensar diferente, a expresarlo, a reunirse con otros, ya no lo tenemos. He visto muchos que se sorprenden por la censura en medios de comunicación, y por castigos directos a aquellos que han “insultado” a políticos en las redes sociales. No deben sorprenderse, ahí estamos ya. Sin duda, me solidarizo con todo ellos, y posiblemente en algún momento lo tenga que hacer en persona. Las opiniones ya no tienen defensa jurídica.
Ahora bien, el estado autoritario que ha construido el grupo de López Obrador es tremendamente frágil. Lo es por el tipo de personas con las que se acompañó, coincidentes con sus defectos personales: son excluyentes, indisciplinados e incompetentes. Lo es, además, por la manera en que financió sus campañas, que los ha puesto ahora en la mira de un desequilibrado muy similar: Donald Trump. Y lo es porque para poder ganar en 2024 prácticamente destruyeron la economía nacional. Quedamos al borde del precipicio porque las dos décadas previas habían permitido alguna acumulación de recursos, tanto al gobierno como a empresas y familias, que se agotaron en esa burbuja. Ahora ya no hay margen de maniobra.
Ignoro si esto provocará una crisis económica seria, que derrumbaría al gobierno, o si este derrumbe provendrá de la presión de Trump por obtener cabezas políticas. Lo que sí es claro es que no hay nadie capaz de recoger los pedazos. Si este derrumbe llega a ocurrir en los próximos 18 o 24 meses, no tenemos cómo reemplazar al grupo en el poder. La oposición no sólo no tiene suficientes legisladores o gobernadores, no parece tener idea clara de qué hacer.
A nivel global, el evento más relevante de la semana pasada fue el ataque de Israel a Irán, que rápidamente mostró la debilidad de este país. Israel controló muy rápidamente el espacio aéreo Iraní, y los misiles lanzados por este país se fueron reduciendo también muy rápido. Sin embargo, Netanyahu ha hablado de promover un cambio de régimen en ese país, y ya no sólo de terminar con el programa nuclear, que por cierto no es todavía una meta alcanzada. Aunque sí han logrado destruir varios establecimientos de enriquecimiento de uranio, el almacenaje de lo ya enriquecido se encuentra bajo una montaña, y todos los expertos afirman que Israel no tiene cómo destruirlo. Incluso muchos de ellos creen que tampoco Estados Unidos puede hacerlo, aunque tenga bombas de penetración.
Anoche, Estados Unidos bombardeó Fordow, esa montaña, y también Natanz e Isfahan, en donde se encuentran otras instalaciones del programa nuclear iraní. Ya la semana pasada nos referimos a la revista italiana Limes, que especulaba si Trump caería en la trampa de Netanyahu y acabaría involucrado en la guerra. Así ha sido, tal vez para quitarse de encima el acrónimo de la broma, TACO (Trump Always Chickens Out).
Al respecto, dos comentarios leídos en Twitter el domingo por la mañana. Uno, de Ian Bremmer, de EurasiaGroup, que afirma que ésta es la mejor semana en la larga vida política de Netanyahu. No lo dudo, porque hace dos, parecía que no llegaba, y ahora se ha afianzado en su puesto.
El segundo, de uno de nuestros grandes expertos en temas internacionales, el embajador Arturo Sarukhan, que reproduzco íntegro:
Más allá del objetivo táctico de negarle a un régimen teocrático, represor y autoritario la capacidad de adquirir un arma nuclear (objetivo que todos debiéramos compartir) a través de un ataque preventivo (que viola el derecho internacional, brincándose a su propio Congreso en la autorización para iniciar ataques armados en el exterior), todo indica que el fatuo y atrabancado de Trump no ha dedicado ni dos segundos de reflexión (declarando que ya todo acabó y que ahora viene la paz) a las consecuencias y secuelas -imponderables en este momento- que subirse a una guerra no declarada (y que Netanyahu ha buscado contra Irán desde larga data) tendrán para la estabilidad regional e internacional -y para otros regímenes que recurren, o ponderan recurrir, a la agresión internacional, o a las consecuencias inmediatas que esto podría acarrear (por ejemplo, el cierre del estrecho de Ormuz) para la estabilidad geopolítica y económica internacionales.
Al momento de escribir esto, he visto reacciones de Rusia, obviamente criticando a Estados Unidos por hacer una mínima fracción de lo que ellos han hecho por décadas, y tibias opiniones de otros países del rumbo. También la reacción china ha sido bastante moderada hasta este momento.
Irán ha anunciado que cerrará el estrecho de Ormuz, lo que implica una caída del 20% en la oferta internacional de crudo, que seguramente tendrá un efecto en los precios. Para China, éste es el golpe más duro, porque Irán es su principal proveedor de petróleo.
Creo que lo más importante es que Estados Unidos se ha metido en una guerra que, en principio, no era suya. Tal vez argumenten que sólo les interesaba destruir el programa nuclear, y no participarán más, pero la desestabilización en Irán no se va a borrar sola. Después de esto, Israel no podrá retirarse hasta no ver caer el régimen de los ayatolas, que no es nada sencillo de lograr. De otra manera, aunque hayan debilitado mucho su guerra de siete frentes, estarán continuamente en riesgo.
Aunque nos ha dado risa el acrónimo TACO, la verdad es que el problema con Trump no es que siempre acabe echándose atrás, sino la facilidad con la que se echa adelante. Es un “bully” que cae fácilmente en provocaciones, y cree que con un gesto agresivo obtiene la humillación de su adversario. Con los aranceles, ya probó que no es así, y por eso tuvo que corregir y se ganó su acrónimo. Ahora no puede echarse atrás, ya bombardeó, pero no dudo que muy pronto diga que nada más era para eliminar el programa nuclear y que no quiere saber nada más de Irán.
Como sea, más incertidumbre.