EL BALDÓN: México, el país chileatolero

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José Miguel Cobián

No, no te lo permito. Antes de que te enojes conmigo y comiences a pensar adjetivos calificativos, lee el artículo y si al final piensas lo mismo, no me quejo, pero quizá tenga yo razón al exhibir al mexicano tal como somos, y entonces te sirva de reflexión y análisis personal lo que comentaré.

La gente que vende atole de chile, o chileatole me merece todo mi respeto, pero había que encontrar un título para identificar a quiénes viven del chisme, de la catarsis en redes, de la maledicencia, del invento, de la envidia, de los otros datos (y no me refiero nada más a los de AMLO). Siempre que acudo a un puesto de chileatole me entero de buenos chismes, porque a eso se dedica el mexicano, en cualquier lugar se trata de chismear y mal informar, en lugar de enfrentar los problemas y resolverlos.

Vivir en contacto con infinidad de redes sociales permite analizar y conocer la conducta de un número mucho mayor de personas, por encima de la red social personal que cada uno de nosotros posee, y con ello, también se puede entender un poco mejor la forma de pensar de cada sector social en que se divide nuestro país. Es absurdo pensar que podemos hablar del pueblo de México, porque somos muchos pueblos conglomerados en un gran país.

Lo primero que salta a la vista es la ingenuidad y credulidad del mexicano. Si recibe un meme o un anónimo, que coincide con sus ideas, automáticamente lo da por cierto, e incluso, lo utiliza como argumento en sus discusiones. Por eso es tan fácil controlar a amplios sectores de la población. Somos un país que creé en los demás, a pesar de saber que 90 de cada 100 veces nos engañan. Incluso agencias de noticias serias, a veces caen en los engaños tan comunes en la era de la información.

Otro punto a resaltar es que el mexicano no lee, le urge ser el primero en reenviar alguna información, demostrar que es el más chismoso o el más enterado del grupo, pero en la mayoría de las ocasiones reenvía algo sin leerlo. Se queda con el titular o con el comentario. Ejemplos hay muchos, como el diario oficial que a cada rato envían diciendo que en México se aprueba la legítima defensa, y los enlaces no llevan a ningún diario oficial que informe de alguna modificación legal relacionada con el tema. Pero el mexicano mira que viene un enlace y cree que es verdad sin haberlo verificado. Y si anotas el tema relevante, simplemente se ve hundido en un mar de intrascendencias, sepultado con los siguientes comentarios irrelevantes al tema a tratar.

Apenas en el sureste del país, circuló la noticia de que habían detenido a Donald Trump el 20 de Marzo, lo cual fue falso, pero circuló profusamente. O como le dieron vuelo en las redes AMLO a otra enorme mentira, como la de que la manifestación del 26 de febrero pasado en defensa del INE tenía como finalidad defender a García Luna. Al grado que para fortalecer la mentira, en palacio nacional se dio la orden de montar una lona con esa consigna, misma que fue destruida por los manifestantes.

Otra característica muy común es la de dar órdenes e ideas a los demás. Quién sugiere pide, exige, opina, que hay que hacer algo respecto a determinado tema, pero esa persona no mueve un dedo, espera que ¨otros¨ sean los que resuelvan el problema que ¨sabiamente¨ plantea.

Y qué decir de eso que raya en lo ridículo y absurdo, los pleitos entre simpatizantes y adversarios del gobierno, que se mandan videos en los cuáles, se menciona que fulano cayó a mengano, que le dio un tapabocas, una arrastrada, etc. La enorme satisfacción que causa en simpatizantes, que alguien diga algo, no importa si es verdad o no, si sirve o no, lo importante es que lo dijo. Y eso hace felices a muchos mexicanos.

Cuando no es eso, es la ignorancia la que brilla como sol de mediodía. Exhiben que el titular de la UIF dijo que la prima por fin de trabajo en el INE es ilegal, pero no hay denuncia. AMLO afirma todos los días que fulano, mengano y perengano es corrupto o peor, pero no hay una denuncia. El país chileatolero se conforma con que el presidente diga algo que hoy sabemos es mentira, pero si lo dice, es suficiente para creerle.

Quién desconoce la ley, puede creer que un presidente sabe de la corrupción en fideicomisos, guarderías o construcción de un aeropuerto hoy cancelado, y a pesar de ello, no hay una sola denuncia presentada. Solo en un país tan lleno de ignorancia se pueden creer los chismes de que USA vendrá por AMLO como fue por Noriega a Panamá. O que Lorenzo Córdova puede ser candidato a la presidencia en el 2024.

Por último la catarsis resulta divertida. Las ofensas y agresiones por un lado al presidente, y por el otro, a los adversarios del presidente. Como si una ofensa en redes sociales fura a cambiar algo de lo que sucede en la realidad cotidiana.

Cuando se pregunta el origen de una información, cuando argumentas a favor o en contra de lo que se dijo, incluso cuando reconoces tu error, de todas maneras ofendes a alguien. El mexicano es incapaz de argumentar. Siempre está en el ¨porque lo digo yo¨. No pasa de tres argumentos (y es mucho) cuando llega la ofensa, ante la incapacidad intelectual ya sea de convencer al otro con argumentos, o de reconocer que se equivocó. El mexicano jamás se equivoca.

Cuando ves todo lo que se dice en las redes, y comparas con lo que sucede en la realidad, te das cuenta que México está lleno de chileatoleros. Que hablan mucho pero hacen muy poco para cambiar realmente lo que no les parece.

https://josecobian.blogspot.com/2023/03/mexico-el-pais-chileatolero.html
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