Por si las flais…
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Juan José Llanes
El desempeño de nuestra actividad profesional nos obliga a acudir a instalaciones a las que uno llega a ejercer la profesión de abogado, y en donde uno se termina enterando que tal o cual trabajador judicial tuvo que incapacitarse por haberse contagiado.
Con mejor o peor fortuna -en lo que hace a la enfermedad, los síntomas, malestares, etcétera- han transitado muchos de ellos por un padecimiento cuya prevención es precaria.
Hasta ahora, me he escapado del COVID-19 como felino… Voy a los recintos judiciales, y -como decían antes- voy a lo que voy, y me retiro. Observo la sana distancia, procuro no quitarme el cubrebocas, no toco nada, y me pongo desinfectante lo más seguido posible.
Creo que también hay un componente de suerte. Al final, lo más efectivo será siempre confiar en el Gran Arquitecto del Universo para que día a día me permita estar saludable.
No está de más verificarlo. Me llama la atención que, al hacerse la prueba, le preguntan a uno si se tiene “algún síntoma” o si se ha estado en contacto con algún caso “sospechoso” o “confirmado” de COVID-19.
Cuando se responde negativamente, le dan a entender a uno que la prueba no es necesaria
Un resultado que arroja un negativo para el coronavirus (como el de hoy) me permite estar tranquilo, que no confiado. Tan no me he confiado, que a más de un año de la pandemia y a pesar de tener que acudir a sitios en donde han existido casos confirmados, hasta ahora, no me he enfermado.
Como sea, no está de más hacerse la prueba.