ACERTIJOS — LOS ESPIAS MEXICANOS

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*No he podido evitar oírlo todo. Tenía la oreja pegada a la puerta. Camelot.

Gilberto Haaz Diez

Ahora que la DEA y los gringos descubrieron públicamente que infiltraron a los carteles mexicanos, donde preparan el fentanilo como si fueran hot cakes, el gobierno mexicano de AMLO, antes de caer malito, pegó le grito del cielo, como si nos hubieran invadido como a aquel panameño llamado Cara de Piña, el tal Noriega, que un día entraron por él las fuerzas americanas y  no solo lo derrocaron, sino que se lo llevaron a Estados Unidos a purgar cárcel, acusado de que prohijaba a los narcotraficantes. A veces los gringos dan mello. Como ahora que le asestan al gobierno que solapa a los carteles. Y desde la época del 68, cuando la Guerra Fría estaba en su apogeo, se filtró que tanto Luis Echeverría como Díaz Ordaz y José López Portillo eran agentes de espionaje de la CIA, con todo y que eran presidentes. Eso lo cuenta ayer el diario El País.

“Entre los sesenta y los setenta, la CIA actuó a sus anchas en México porque tenía cooptado hasta los presidentes mexicanos. La alianza no era solamente compartir información, sino que todos los presidentes que estuvieron al mando entre 1958 y 1982 fueron agentes de la agencia de inteligencia estadounidense. “Scott reclutó al presidente López Mateos como informante. También reclutó a Gustavo Díaz Ordaz, que estaba al frente de Gobernación y luego asumió la presidencia en 1964. Y a Luis Echeverría, que trabajó en la Administración de Díaz Ordaz y posteriormente se convirtió en presidente en 1970″, comenta el reportero. A estas tres figuras del Partido Revolucionario Institucional, se les sumó un sucesor, López Portillo, quien se volvió el siguiente enlace de la agencia estadounidense en México”. Fin de El País.

Yo no creo que hayan sido espías, no tenían necesidad, eran poderosos y con todo el billete del país a sus órdenes, más bien creo que cruzaban información con las agencias americanas.

AQUELLAS CELEBRES

El cine nos ha llevado por la vida a ver muchas películas y series de espionaje. Ocurrían con la Guerra Fría, cuando los americanos veían a los comunistas hasta debajo de las alfombras. John Le  Carré escribió muchas series de espionajes. La mejor que vi fue una llamada The Americans, con Keri Russel, un matrimonio ruso que se infiltró en Washington y tenían de vecino a un agente de la CIA. Esa fue sublime. Otra buena fue la de Tom Hanks, llamado El Puente de los Espías, cuando intercambian un prisionero en ese puente que se volvió una leyenda. La película está basada en la detención del espía ruso Rudolf Abel en 1957 y el denominado incidente del U-2, ocurrido el primero de mayo de 1960, durante la Guerra Fría. Al final de la película se intercambian.

El famoso puente de los espías responde en realidad al nombre de Glienicke, nombre que viene dado por el palacio que hay en sus alrededores, y uno de los muchos palacios de Potsdam. Fue construido en 1907, sobre el rio Havel, para conectar la ciudad de Potsdam, capital de Brandemburgo con el distrito berlinés de Wannsee. Con la división en dos de la ciudad de Berlín, este puente quedó enclavado en un lugar estratégico, sirviendo de frontera entre los dos bandos, por lo que su localización hizo de él un punto importante, ya que, durante la Guerra Fría, empezó a ser utilizado para el intercambio de espías capturados entre los dos bandos. Es por eso por lo que el puente Glienicke empezó a ser conocido con el apelativo de «El puente de los Espías». Dato de Wikipedia.

LA IMPORTANCIA DE LA COMA (CORTAZAR)

“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda”.

Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra mujer.

Si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.

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