CAMALEÓN — El laberinto del INE

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Alfredo Bielma Villanueva
Cuando el 11 de octubre de 1990 nació el IFE aún prevalecía la inercia de la elevada injerencia en su integración por parte de los partidos políticos y era obvia la dificultad para cortar el cordón umbilical con el gobierno, pues el Secretario de Gobernación formaba parte sustantiva de ese órgano electoral. Fue por la reforma electoral de 1996 cuando en consenso, gobierno y organizaciones partidistas, acordaron su plena autonomía en la organización y calificación en materia electoral; los frutos de ese procedimiento se reflejaron en los procesos comiciales de 1997 y del año 2000 en adelante. De cualquier manera, los partidos políticos en la Cámara federal de diputados siguieron disputándose el nombramiento de Consejeros en proporción directa a su fuerza legislativa, esto obligó a legislar para evitar ese viciado procedimiento. Así fue. Esa sucesión de acontecimientos relativos a la madurez del IFE-INE son facetas de las peripecias de esa institución en vías de consolidarse como un pilar de la democracia en nuestro país. Cualquier investigación seria y objetiva acerca del funcionamiento del IFE-INE podrá encontrar un estrecho correlato entre la confianza y credibilidad en los resultados electorales a partir de su creación y la disminución de los multicitados fraudes. Del fraude electoral como costumbrismo político, con el IFE-INE transitamos hacia una genuina democracia electoral, así lo reconocieron los partidos políticos de oposición a cuyas propuestas (del PRD y del PAN principalmente) se deben muchos de los avances en materia electoral. En esta semana habrá relevo de cuatro Consejeros del INE, su presidente incluido, quienes los reemplazarán ya se encuentran en ciernes, agrupados en cuatro quintetas de donde saldrán los escogidos por mayoría calificada en la Cámara de diputados, de no alcanzarla se aplicará el método de la tómbola, a la suerte de los seleccionados. Sin embargo, preocupa, y mucho, el nada oculto interés presidencial por encajar como Consejeros a personajes con perfil inclinado hacia MoReNa, tal cual lo declaró recientemente el Jefe del Estado Mexicano: “… es legal y moralmente válido que la próxima presidenta del INE simpatice con Morena porque lo más importante es que sean servidoras públicas imparciales, íntegras y honestas”. O sea, se vale si los personajes simpatizan con la CuartaT, lo contrario es repudiable. Pronto conoceremos el desenlace de la serie de “Planes” fraguados para menguar la autonomía del INE, si el Plan A, ni el B rindieron los frutos deseados, quizás el “C” sí. Bien dicen que “la tercera es la vencida”, ignoramos el desenlace, pero poco vivirá quien no lo vea.

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