CAMALEÓN — Tres «corcholatas», dos pueblean, otro cabildea en la metrópoli del imperio

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Alfredo Bielma Villanueva

Es variada la escenografía en la que se mueven y actúan quienes aspiran a la candidatura presidencial por MoReNa, porque de los tres competidores con posibilidad para metamorfosearse en adalid morenista en la campaña electoral 2024, dos aprovechan sus “tiempos libres” para pueblear en la provincia mexicana, mientras otro por razones de su actual encargo en el equipo de gobierno anda de trotamundo apagando fuegos, resistiendo la presión de los grandes intereses internacionales y negociando en base a hechos relativos asuntos de interés nacional, reales, muy aparte de lo que atiende la encendida retórica sobre nuestra soberanía. No existe ningún parangón entre lo que vinieron a hacer al sur veracruzano Claudia Sheinbaum y Adán López, incluso no es factible establecer simetría entre el acontecer de los personajes involucrados y las funciones que desempeñan. Porque, mientras Marcelo Ebrard se reúne con Blinken, el Fiscal General y otros jerarcas del gobierno imperial, doña Claudia y don Adán recorren la geografía nacional en compañía de alcaldes, diputados, senadores y hasta gobernadores sinérgicamente sumados a cada uno de esos proyectos políticos. Mientras Marcelo negocia y anuncia acuerdos internacionales, Adán y Claudia se placean para ganar simpatías y sumar adeptos para sobresalir en las consultas. ¿En cuál de esas acciones estará la clave idónea para obtener la candidatura presidencial por MoReNa?   Obviamente, debe aclararse que en lo hasta aquí comentado Ebrard actúa atendiendo asuntos de su competencia como Secretario de Relaciones Exteriores, pero que, sin embargo, de alguna manera impactan en la conciencia ciudadana de amplios sectores de la población. No es caso semejante al de la señora Sheinbaum cuyo ámbito laboral se circunscribe a la CDMX, si bien esta es la metrópoli nacional por excelencia; y en cuanto a Adán Augusto “técnicamente” debería llevar mayor ventaja pues su encargo como Secretario de Gobernación lleva inherente una estrecha relación con los actores y organizaciones políticas del país y con factores importantes de poder fáctico, sin embargo, no parece estar aprovechando esa circunstancia, o tal vez no le ha alcanzado para  que así sea a juzgar por lo observado ayer en Minatitlán. Ante ese escenario de futurismo desbocado cabe la interrogante acerca de a cuál de esos personajes resultará más provechosa la implementación de sus respectivos movimientos, quién de ellos será más conocido por el militante de moReNa y si tal condición se reflejará en el resultado final de las consultas. ¿Quién de ellos concita más confianza en el ánimo ciudadano? Y, sobre todo, ¿cuál será el criterio final de quien decidirá la candidatura en comento? O ¿Realmente decidirán las bases la candidatura presidencial de MoReNa?   Muchas interrogantes para una sola respuesta: la moneda sigue en el aire, la forma cómo y dónde vaya a caer obedecerán al poderoso influjo de las circunstancias y a la voluntad personal de AMLO. Aunque en esa ecuación la clave fundamental radica no en quién lo hará mejor para México, sino quién garantiza que prevalezca el destino de un proyecto de nación ¿Sheinbaum, Adán López o Ebrard? López Obrador, los grupos de presión, los factores de poder y allende el Bravo tendrán la última palabra.

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