CONTRAPUNTO — Muchos quieren

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Por Juan José Contreras Lara

Los tiempos se acortan y en los partidos opositores en Veracruz muchos son los que empiezan a levantar la cabeza para ver si logran perfilarse como candidatos, en esa fiebre de oportunismo que caracteriza a los tiempos previos a las nominaciones.

Aunque ciertamente falta un buen tramo, ya desde ahora empiezan a reaparecer rostros que se habían mantenido con bajo perfil, aunque algunos de vez en cuando aprovechaban sus actuales posiciones políticas para venirse a placear al estado, como para que sus paisanos no se olvidaran de ellos.

El panorama en el llamado bloque opositor estatal no puede ser más desolador. No existe un solo personaje que por sí mismo, por su trayectoria o por sus merecimientos, pueda concitar ya no digamos un respaldo unánime, sino siquiera mayoritario por parte de los ciudadanos veracruzanos.

Para poder vencer en las urnas en 2024 a Morena, la formación opositora sabe que, si va cada partido por su lado, la derrota será segura, así que quiéranlo o no, deberán ir en alianza, sumando a todos, incluso a los partidos satélites, los locales, los de nueva creación si es que los hay o los que sean. Se tendrán que aliar hasta con el diablo si desean ganar. Si se dividen, habrá muerte súbita. 

En términos reales la segunda fuerza política estatal es la del Partido Acción Nacional, que cuenta con la fracción parlamentaria más numerosa después de la morenista en el Congreso del Estado, con ocho diputados y con un número muy reducido de alcaldías, pues únicamente gobiernan en 17 de 212 municipios, aunque entre éstos algunos de los más densamente poblados como Veracruz puerto y Boca de Río.

Para el PRI el panorama está aún más devastador. El otrora prepotente partidazo está reducido a un tercer lugar en importancia en el mapa político estatal. Cuenta con tan solo seis diputados en el Congreso y eso en sociedad con el Partido Verde y gobierna en 26 ayuntamientos, aunque la mayoría son rurales con escasa población, a excepción si acaso de Orizaba, Yanga y algunos otros. 

La desolación impera en el tricolor veracruzano, que no digo que esté muerto, porque todavía colea, pero como van las cosas, demuestra que es incapaz de reinventarse y transformarse, sino por el contrario, parece decidido a reciclar su aciaga época del Cretácico, cuando dominaban los dinosaurios.

No voy a desperdiciar mucho espacio para analizar lo que pasa en el PRD, porque ese partido apenas si sigue existiendo en Veracruz. No cuenta con un solo diputado local y apenas gobierna en doce de los 212 municipios del estado, la mayoría en apartadas zonas rurales. Así que el Sol Azteca, que ciertamente nunca ha iluminado mucho en Veracruz, ahora luce casi apagado.

El que sí tiene una presencia no digamos del otro mundo, pero por lo menos razonable, es Movimiento Ciudadano. Con dos diputados y quince alcaldes, supera no sólo al PRD, sino incluso al PT. El problema es que, por los bipolares devaneos maquiavélicos de Dante Delgado Rannauro, MC es una incógnita que con certeza no se puede alinear dentro del bloque opositor.

Pero volviendo a la integración de la alianza opositora estatal más probable rumbo a la gubernatura, analicemos sólo los casos del PRI, PAN y PRD. En ese orden, porque, aunque la segunda fuerza política es el panismo, como ya apuntamos, es claro que aún la estructura territorial más grande y sólida sigue perteneciendo al PRI, aunque en algunas regiones del estado ha sido más que evidente la deserción de la otrora fiel militancia.

En el PRI veracruzano evidentemente no han aprendido ninguna lección. Aparentemente están decididos a repetir las estrategias anquilosadas de siempre. Con la mezquindad ancestral que los caracteriza, son reacios a reciclarse, les da pánico proponer nuevas caras, son refractarios a cualquier relevo generacional.

Pareciera que pretenden regresar en el tiempo y vuelven a vivir en 2017, cuando ya estamos en 2024. Perfilan a muchos aspirantes a la candidatura, pero mencionemos sólo a los que realmente tienen presencia. Apunte usted a Lorena Piñón Rivera, diputada federal; Anilú Ingram Vallines, diputada local; Juan Manuel Diez Francos, alcalde de Orizaba; José Francisco Yunes Zorrilla, diputado federal y, para no variar, otro Yunes, Héctor Yunes Landa, exdiputado federal.

De todos ellos, Juan Manuel Diez Francos, el alcalde orizabeño que ha desarrollado un notable trabajo para impulsar a ese Pueblo Mágico, ha sido reiterativo en descartarse porque asegura que está decidido a terminar esa encomienda y pasar a retiro. Hay que tomarlo con reservas, porque ya se sabe que un político nunca se retira.

Sobre las dos diputadas, la federal y la estatal, con sus matices, pero tengo mis reservas. No las veo con la presencia suficiente como para asumir el desafío, aunque eso tampoco quiere decir que eventualmente no pudieran crecer. 

Un caso que sí llama la atención es el de José Francisco Yunes Zorrilla, a quien muchos le llaman simplemente Pepe Yunes. Y llama la atención porque amplios sectores, incluso de su propio partido, lo califican sólo como un junior de la política y heredero del cacicazgo político y económico de la región de su natal Perote. 

Ciertamente el actual diputado federal, que ya incluso fue senador, no cuenta con un carisma muy arrollador que digamos, pero eso no ha sido impedimento para que la prensa afín que tiene diseminada por todo el estado le coloque los ornamentos personales necesarios y difunda exhaustivamente su propaganda para tratar de hacerlo popular.

Como senador no se le recuerda muy brillante, ni como gestor ni como orador, y para el debate, menos diestro aún. Como que le faltan luces. Y tampoco se olvida que es un cartucho quemado priísta, un perdedor, porque fue ampliamente superado por Cuitláhuac García Jiménez en 2018. ¿En realidad pensarán en el bloque opositor que con un perfil tan enclenque tendrán posibilidades el próximo año?  

Para concluir con la camada de suspirantes priístas, está el otro Yunes, pues pareciera que en el PRI no hay otro apellido, aunque tampoco en el PAN como veremos después. Me refiero al ex diputado federal Héctor Yunes Landa, éste de la dinastía de los Yunes de Soledad de Doblado y consumado ejemplar de las épocas del priísmo omnímodo.

Se podría decir mucho de él, pero sólo le daré un dato para refrescar nuestra memoria. Yunes Landa compitió por la gubernatura en 2016 contra su primo Miguel Ángel Yunes Linares y perdió. Lo demás es historia conocida.

¿Con estos perdedores y con los demás oportunistas que se sumen a la lista, el PRI estará en posibilidades de obtener la candidatura opositora y después ganar? Creo que ni en sus sueños más febriles.

Vamos a analizar lo que ofrecen las otras opciones políticas en las siguientes entregas. Esta historia continuará. No cambien de canal.

A LÓPEZ LE VALE

Para aprovechar la mañanera y seguir haciendo proselitismo en favor de Morena, pasándose por el arco del triunfo las reconvenciones que le han hecho las autoridades electorales, léase INE y TEPJF, el presidente López regresó a su acostumbrada perorata en el sentido de que los electores del Estado de México y Coahuila, a los que seguramente ofrecerán dinero a cambio del voto este domingo, a quienes hagan eso “los manden al carajo”, pero si necesitan el dinero, “digan una mentira piadosa” y tomen el dinero, porque es finalmente del presupuesto y voten finalmente por quien quieran.

Eso lo dice a sabiendas de que esa estrategia es tradicional de todas las formaciones políticas, incluso de la suya, como ha sido plenamente documentado en muchas ocasiones. Lo que tampoco dice es que su gobierno utilizará el descomunal cochupo institucionalizado que son los programas sociales, pues sabe perfectamente que el votante sentirá el compromiso moral de votar por Morena y socios cuando esté en la urna.

Como los programas sociales están orientados mayoritariamente para beneficiar a personas integrantes de familias de escasos recursos, con una educación precaria, ignorantes generalmente de la realidad que vive el país, ya se verá en las elecciones del 24 cómo generarán una abundante cosecha de sufragios que serán determinantes para la causa del remedo de maximato que pretende instituir con la Sheinbaum al frente.

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