CONTRAPUNTO — PASO LIBRE

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Por Juan José Contreras Lara

Finalmente, después de estar en operación durante décadas, pues no hay que olvidar que fue instalada allá por los ochenta, la Plaza de Cobro Fortín de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), dejó de aplicar la tarifa, nada barata, por cierto, y permitió el paso libre a todos los vehículos a partir de las 00:00 horas de este viernes 5 de mayo.

De esa manera queda despejada la que se había convertido en un embudo vial a la altura de la hermosa barranca de Metlac, ya que en los últimos años la caseta era una perniciosa barrera que únicamente complicaba la fluidez en una autopista que paradójicamente debe ser de alta velocidad.

Debido al exponencial crecimiento del parque vehicular, sobre todo en materia de transporte pesado de la última década, las kilométricas filas que se formaban en ambos sentidos de esa vía de comunicación eran ya un problema de todos los días, que hacía crisis en los llamados “horarios pico” y en los periodos vacacionales, cuando transitarla se convertía en un verdadero suplicio, pues significaba perder hasta una hora. 

Desde luego que existe como alternativa la carretera libre, pero por el deplorable deterioro en que se encuentra, porque el gobernador Cuitláhuac García Jiménez ni siquiera eso puede arreglar, representa un verdadero riesgo. Llena de baches, con el asfalto carcomido en largos tramos, sin cunetas definidas, sin balizamiento ni señalética, circular por esa vía alterna no es nada seguro y menos en temporada de zafra, cuando la transitan decenas de camiones cañeros de doble remolque.

Ahora sólo resta esperar que la suspensión de pago se convierta en una medida permanente y también, que se proceda al retiro total de la caseta, mediante su demolición, tal y como lo anunciaron las autoridades federales. Y también habrá que salir al paso de todos esos oportunistas que se pretenden acreditar el éxito de la presión social, para sacar la acostumbrada raja política ahora que se acercan los tiempos de elecciones.

FIN DE LA EMERGENCIA

Hace tres años el mundo se convulsionó, se paralizó, entró en crisis y la vida cambió para todos. Me refiero desde luego a la pandemia causada por el virus SARS Cov 2, generador de la enfermedad denominada Covid 19, que puso a prueba al sistema de salud global y que finalmente dejó un saldo superior a los 765 millones de infectados y más de 20 millones de muertos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), dependiente de la ONU, levantó este 5 de mayo la declaratoria de emergencia sanitaria que estaba en vigor desde enero de 2020, al mantenerse la tendencia a la baja tanto en el número de personas infectadas, como en el número de fallecidos en prácticamente todos los países.

En México quien debe tener el reconocimiento por su lucha y sacrificio incansable para combatir los estragos de la pandemia, no es desde luego el gobierno del presidente López, que llevó a cabo una desastrosa gestión de la emergencia, sino los médicos, enfermeros, técnicos sanitarios y el personal del sector salud en general, público y privado, quienes a pesar de los desatinos oficiales evitaron que la mortandad por la enfermedad fuera mucho mayor.

Esta declaratoria de fin de la emergencia no quiere decir que el virus se haya esfumado, que haya desaparecido como por arte de magia. Para nada. El bicho llegó para quedarse e incluso continuará mutando, como han advertido los expertos, evolucionando hacia cepas que podrían resultar más contagiosas y letales.

En este sentido, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien es el director general de la OMS, fue muy claro y preciso al advertir que el virus no se ha ido, permanecerá para siempre y lo peor que se puede hacer ahora es tener exceso de confianza, por lo que recomendó continuar con las medidas sanitarias mínimas utilizando el sentido común.

Enfático, publicó en su cuenta de Twitter: “Lo peor que cualquier país podría hacer ahora es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su gente de que el COVID no es motivo de preocupación”.

Habrá que mantenerse especialmente alertas en nuestro país, ya que por desgracia tenemos un gobierno, cuyo manejo frívolo e irresponsable de la pandemia generó un número de víctimas que es incalculable porque, como se ha comprobado, las instancias oficiales lo manipulan y ocultan.

Así que, aún con esta declaratoria, a seguirse lavando las manos y a continuar utilizando cubrebocas a discreción, sobre todo en lugares de gran concentración de personas. Están advertidos.

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