CONTRAPUNTO — TRAUMAS Y COMPLEJOS

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Por Juan José Contreras Lara

En la actividad cotidiana es común conocer a personas que arrastran traumas sicológicos que los marcan de por vida, independientemente de su género, nivel socioeconómico o actividad profesional, y que incluso en casos extremos derivan en sociopatías. 

Refiero esto porque incluso en la política, hay personalidades claramente marcadas por problemas mentales, mismos que se agudizan con el ejercicio del poder. En Veracruz tenemos un ejemplo muy claro en el nivel más alto del Ejecutivo estatal.  Me refiero al tremendo complejo que evidentemente carga, por su aspecto físico, nada menos que el Secretario General de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, y que, sin exagerar, es más grande que su talla de guayabera.

Refiero esto que pareciera trivial, pero que dada la investidura política de este personaje no lo es, porque cada vez que el segundo al mando en el poder Ejecutivo se siente señalado o acosado, se victimiza argumentando que por su ascendencia afroamericana sus enemigos lo atacan.

Esto lo ha dicho y repetido en público y en privado a lo largo de su encargo, en muchas ocasiones sin que nadie se lo pregunte o le ponga el tema. El oriundo de Tierra Blanca y experto en mapachería electoral ha hecho incluso referencia al apodo con el que se le identifica ampliamente como “el Bola Ocho”, que le endilgaron por razones bastante obvias. Si usted alguna vez ha jugado billar lo entiende perfecto.

Adicto a la victimización, Cisneros Burgos ha reincidido sobre el tema en estos días porque, aunque se muestra aparentemente soberbio y muy echado para adelante, lo cierto es que ahora sí siente que la lumbre le puede llegar a los aparejos, debido a la demanda que por violencia política de género interpuso en su contra la diputada local de Movimiento Ciudadano, Ruth Callejas Roldán.

Como se recordará, en diciembre pasado, durante su comparecencia ante el Congreso del estado, con motivo del cuarto informe de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, que pasó sin pena ni gloria, el señor Secretario, quien no es de actitudes muy finas, ni palabras respetuosas y consecuentes, pues su misoginia es ampliamente conocida, tuvo expresiones ofensivas y vejatorias en contra de la legisladora, lo que generó una amplia condena en diversos sectores. 

Con justificada razón, la diputada Callejas recurrió ante el Organismo Público Local Electoral (OPLE) para denunciar al responsable de la política interior del estado, pero como es de suponerse, esa instancia que está al servicio del mismo régimen estatal, la desechó de inmediato. 

El asunto llegó hasta la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien resolvió hace unos días que el OPLE debe revisar a fondo si las respuestas que Cisneros Guillén dio a la legisladora configuran en efecto violencia política de género. En otras palabras, debe pronunciarse en favor o en contra, pero no escurrir el bulto.

Si resuelve en favor del funcionario, por obvias presiones de don Cuitláhuac y su equipo, enviará un deplorable mensaje de complicidad y protección para todos aquellos que en las próximas campañas pretendan violentar políticamente a las mujeres, quienes sin duda y por ley, participarán en gran número.

Si resuelve en contra, será un verdadero triunfo no sólo de Ruth Callejas, sino de todas las mujeres veracruzanas que se sienten representadas por ella y que repudian a Cisneros. El organismo en consecuencia deberá inscribirlo en el Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política por Razón de Género, con lo que quedará impedido de participar en el proceso electoral de 2024.

Apenas se había conocido la determinación del TEPJF, cuando don Eric yo creo que se volvió a ver en el espejo y señaló: “A nuestros paisanos afrodescendientes, en la vida los han querido detener de muchas maneras. Hace 500 años los quisieron detener teniéndolos amarrados del cuello y de los pies y a lo largo de la historia los han querido discriminar borrándolos de la historia. En esto ahora también nos quieren detener, pero lo que les puedo decir es que los afrodescendientes somos mucha pieza, no nos rajamos ni nos doblamos”.

No entiendo qué tiene que ver este argumento de la afrodescendencia con la demanda de Ruth, pero confirma el tamaño del complejo que arrastra el señor Secretario por su color de piel. Obvio que necesita ayuda y le urge recostarse en el diván. Si no conoce a algún buen sicólogo, yo sí. Hay muchos y muchas y le puedo recomendar a varios.

Falta de confianza, caray.

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