El Baldón: Los suyos, los nuestros y el PRI.

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Por: José Miguel Cobián

Cuando los partidos escogieron a los tres consejeros del INE, y pudieron decidir entre personajes con cierto nivel técnico, todos los mexicanos que entendemos del asunto estuvimos muy contentos, pensamos que se había salvado la autonomía del iNE, y tuvimos razón, sin embargo, no contábamos con la habilidad de AMLO y su gobierno para tendernos una trampa, que sólo cuando se decidió el el tribunal electoral qué partidos políticos podrían obtener su registro después de haber sido rechazados por el propio iNE que comprendimos el nivel del riesgo en que está la incipiente e imperfecta democracia mexicana.

Se confirmó la negación de registro al partido de Felipe Calderón y de Margarita Zavala, lo cual podría interpretarse como un logro para la oposición, pues así se reduce la pulverización del voto en contra del actual gobierno, pero también se saca del panorama nacional a un opositor que tiene cierto peso específico, y se le impide participar no solo en la elección de 2021 sino también en la de 2024, lo cual implica que en palacio nacional se planea a largo plazo.

Pero al mismo tiempo, de una manera totalmente grosera (término usado en lenguaje jurídico cuando algo se comete alguna aberración jurídica) se otorga el registro a tres partidos políticos que incurrieron en los mismos errores que se le achacaron a México Libre, pero en cantidades mucho mayores. Es decir, el Tribunal Federal Electoral, se sometió a la voluntad del ejecutivo, lo cual desnuda la razón por la cual se permitió cierta libertad en la selección de los consejeros del INE, pero cooptando al Tribunal Electoral ya que cuenta con la total sumisión de tres de los magistrados. Si consideramos que el tribunal electoral es la última instancia en cuanto a cualquier decisión que se tome en las elecciones, pues no hay una instancia superior, esto implica que la democracia está en peligro.

La decisión tomada en cuanto a aceptar a unos partidos afines al gobierno y rechazar a uno que no lo es, deja en claro que cualquier decisión dividida o muy cerrada que tenga que tomar el tribunal, seguramente inclinará en lo posible la balanza a favor de los partidos del grupo a favor del presidente y obviamente perjudicar con sus decisiones a los partidos que sean oposición. Por ello, en los lugares en que vaya a ganar la oposición, lo ideal es que lo haga de manera contundente, porque en caso contrario, podrá perder en tribunales lo que se gane en las urnas… No pierdan de vista el caso de la alcaldía de Pachuca….

Esto implica definir desde ahora quienes son oposición y que cada votante decida si va a votar por la oposición o si va a votar a favor del grupo de partidos del gobierno, acorde con sus propios intereses.

El tema del título viene a colación porque hasta el día de hoy el PRI no se ha definido en alguno de los dos bloques. El PRI de ALITO y de Murat es pro gobierno totalmente, mientras que algunos gobernadores como el de Coahuila están mucho más cercanos a la oposición. Así que al día de hoy el PRI es un partido indefinido en un momento en que las definiciones son primordiales para el futuro de México.

La sociedad mexicana está dividida. No por las explicaciones simples para gente ingenua o pagada que tanto salen de las mañaneras. Es decir, no porque se pierdan privilegios que pudieran haber existido durante los gobiernos del PRI y del PAN, porque la inmensa mayoría de personas que están decididas a oponerse poco o mucho a las decisiones que está tomando el gobierno. Hay un grupo pagado de sicarios en las redes y en las calles, pagados por el propio gobierno para desestimar las críticas al presidente y su forma de gobernar, y también para distraer a la población, replicando los distractores emanados por los publicistas de presidencia, de tal manera que se sigue el método romano de darle al pueblo pan y circo. Pan mediante los programas sociales y circo mediante el show mañanero que día con día escoge un adversario diferente para despedazarlo ante la opinión pública. El equivalente de echar a los prisioneros a los leones en el circo romano.

Esa división generada no sólo desde presidencia, sino a mediante muchos años de indiferencia y olvido hacia diversos sectores de la población, pero ahora exacerbada como nunca por parte de el gobierno federal, pues al parecer, el único estilo de gobierno que comprende el presidente, es el conflicto. Mientras todos los anteriores presidentes conocían poco o mucho el arte de administrar, y si no lo conocían se rodeaban de personas que sí sabían medianamente que hacer. Hoy a ojos de muchos ciudadanos los actos de gobierno con la excepción del aumento del salario mínimo por encima de la inflación, han sido una terrible cadena de errores.

Esa sociedad polarizada no encuentra respuestas a sus problemas en los partidos políticos. Morena está en crisis interna, Acción Nacional está en crisis interna. Esos son los dos partidos políticos más grandes en el país, el resto son testimoniales, con algunos partidos medianos como el PRI y el resto morralla.

En un momento en que puede haber una división territorial, ni el gobierno ni los partidos están a la altura de los retos que enfrenta México. Exacerbar los conflictos con los diversos grupos que el presidente ha decidido enfrentar, solo daña aún más el tejido social. La falta de percepción de la razón de ser del gobierno, que es optimizar los beneficios para la sociedad, ha generado errores garrafales de política pública. El presidente en su ignorancia piensa que su obligación es atender las necesidades de las empresas públicas, aunque pierdan recursos y más recursos que siempre son escasos, y que podrían utilizarse para mejorar el bienestar de los sectores más vulnerables.

El no comprender que quien genera riqueza en el país, bienestar y crecimiento económico es la empresa privada, y por lo tanto, tener un gobierno que se presenta en público como enemigo de la inversión y el empleo, literalmente corriendo del país empleos y riqueza que traen desarrollo, ha generado un empobrecimiento general que incrementa el efecto de la pandemia.

La mejor opción que tenemos los mexicanos para resolver los problemas que hoy enfrentamos, es activar la acción política. Que el gobierno, que los partidos políticos y que los ciudadanos hagan política, de la buena, de la que busca generar soluciones y no de la que solo busca administrar conflictos para obtener beneficios políticos, para unos cuantos y no para los mexicanos en general.

A México le ha costado mucho el raquítico avance institucional y democrático que a la fecha tenemos, no podemos permitir ni un paso atrás. Informarse, entender la realidad, sin filias ni fobias, y también razonar el voto conforme a su propio criterio es un primer paso para avanzar por el bien del país.

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