La mágica Orizaba
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Manuel Antonio Santiago
La vida de los pueblos, la gran historia de las ciudades, se va haciendo con retazos de imágenes, con puñados de sonidos y con manojos de recuerdos. Eso ha pasado con Orizaba.
Escribir sobre quienes hacen la palabra cotidianamente es algo difícil y complicado. Sin embargo, he tratado de hacerlo apegado a las ideas escritas por tan distinguidos comunicadores, con el afán de narrar los conceptos que se vislumbran en el libro de marras, La magia Orizaba.
El Grupo de los Diez lo integran periodistas, columnistas y dueños de medios de información impresos y digitales, quienes suelen reunirse de manera frecuente con personajes representativos de la sociedad en sus diversas actividades; sin contemplar la buena o la mala reputación del invitado sino con el fin de lograr la importancia de la nota periodística y el posterior análisis, dejando atrás resquemores y diferencias partidistas, económicas, sociales y, hasta, sexuales.
En lo particular, cada uno de ellos se ha ganado con la firmeza constante de la palabra un elevado lugar entre la opinión pública veracruzana, que, día a día, los lee en las distintas opciones informativas contemporáneas.Parecen ser blancas palomas que sobrellevan en la amabilidad las conversaciones para estrujar el corazón de los entrevistados, sin llegar a ser las espigadas damas de la caridad informativa. Porque también son críticos pertinaces que suelen pasar la guillotina por el cuello de los invitados, sin llegar a dar el tajo definitivo. Sólo van en busca de las ocho columnas sin ofender ni herir y sin alabanzas que echen por la borda el contenido periodístico, para intentar dar a los lectores la visión personal, clara y sin miramientos excesivos.
La obra escrita cuenta con la coordinación de Sergio González Levet y la compilación de Luis E. Domínguez Rangel.
Parte con un Preámbulo en que se señala el sueño posible de sus integrantes por emprender una serie editorial alimentada por la imaginación y el talento.
Continúa con una Introducción en que se labra el origen del nombramiento de Orizaba como Pueblo Mágico y el magnífico aporte de los administradores municipales por los sorprendentes logros urbanísticos y conceptuales que la han transformado.
En cada apartado del libro aparecen los datos biográficos de los autores de los escritos, en breves recuentos que los hacen volver al pasado y rememoran sus ligeras andanzas por ruidosas redacciones, grises y blanquecinas oficinas, desconocidos e imprevistos pasos por lugares en los que la vida los fue acomodando al azar. El más humilde de ellos ha soplado y chiflado mientras comía pinole; con esto quiero decir que su ardua trayectoria da cuenta de una vida álgida de emociones, recorrida con avidez y de camino amplio y abierto.
En Orizaba y su singular alcalde, Miguel Ángel Cristiani González puntualiza que, luego de que a Orizaba le fue otorgado el título de Pueblo Mágico, en el año 2015, el presidente municipal Juan Manuel Diez Francos se dedicó a promover y a dar a conocer las bondades y atractivos con que cuenta la ciudad.
Comparte puntos importantes de la conversación que sostuvo con el alcalde, quien enumera los principales propósitos y crea la visión de marcarse el claro objetivo de convertirla en la mejor ciudad para vivir en México. Diez Francos le dijo una frase contundente: “La honradez no es una virtud, es una obligación”.
Luis E. Domínguez Rangel en La hipoteca se entrevera por el pasado de la mano de su abuela Angustias, hace la remembranza del tiempo que se fue alejando y un comparativo preciso de la transformación de la Pluviosilla, encaminada a estar a la vanguardia. Describe la integración del Grupo de los Diez y sus actividades fundamentales. Narra el proceso evolutivo de la ciudad con la llegada a la presidencia municipal del empresario Juan Manuel Diez Francos para, poco a poco, ir transformando todas las cosas y todos los lugares, con la alta mirada de un bárbaro soñador que se apresta a vencer en todas las batallas.
Dicho trabajo fue continuado, afortunadamente, por el siguiente alcalde Hugo Chaín Malluly, por el regreso de Diez Francos y, seguido, por el presidente Ígor Rojí López. Y como el pueblo nunca se equivoca a partir del uno de enero del próximo 2022, Juan Manuel Diez Francos retornará a la presidencia por lo cual Orizaba continuará siendo la más bella ciudad de México.
Finalmente sintetiza la reunión de Diez Francos con integrantes del grupo periodístico de los más de diez, realizada en Xalapa, en una charla bien llevada, emocionante e histórica, donde Diez Francos, verdaderamente, suelta la sopa de su calvario por emprender la transformación orizabeña; y donde, sin caer en la vergüenza, hasta habla de Fidel Herrera Beltrán.
El reconocido escritor y periodista Sergio González Levet, en su clara prosa, sencilla y ligera, pero complementada por permanentes artilugios literarios con los que doblega a las palabras, las amansa y las logra colocar con finos propósitos lingüísticos, para que la afable lectora y el intrépido lector, como suele decir, logren percibir que los cimientos del periodismo radican principalmente en decir las cosas de la mejor manera. Por la destreza de su laboriosa escritura se nota que González Levet sí fue a la escuela.
En La magia de Orizaba, hace un remanso para lograr comprender que esta ciudad es un fervor vivo que ameniza la vista y endereza el alma, que es un halago y la esperanza posible de desterrar la corrupción en la función pública.
En el breve texto Orizaba, municipio ejemplar, Bernardo Bellizzia Guzmán nos deleita con su aguda manera de relatar la travesía de Xalapa a “La ciudad de las aguas alegres”, la cual fue emprendida como sagaz explorador de la información para constatar si eran reales los cambios citadinos o sólo era la acostumbrada política ficción a la veracruzana. Fue así como Bellizzia Guzmán quedó cautivado por el esplendor del hallazgo y, quienes lo han visto de cerca, cuentan que aún continúa con los ojos cuadrados ante tan sorprendente lugar, tanto que ha prometido continuar con su indagatoria y escribirnos los detalles de su próxima pluviosillante aventura.
Jaime Ríos Otero, ese tipo integro que vierte bondad y mano tersa, con Orizaba, esplendor de la antigua ciudad condal afina su perdurable buena memoria y atina en recordar, en los fugaces días de su infancia, el nombre de Orizaba, a través de los libros de texto gratuitos. Confía en la escritura de conocido escritor para transportarnos en un viaje de acercamiento a Orizaba y más adelante habla de su conocimiento de la ciudad, cuyos ecos resuenan en todo el mundo. Se explaya para apreciar las gestiones municipales exitosas e ilustra con sus conocimientos históricos y sociales. Avanza con la pluma y relata el periplo junto con el alcalde Igor Rojí, quien lo sorprende y lo conduce por los distintos rumbos. Cincela con precisión de cirujano los mínimos detalles de los mágicos recorridos. Realiza una placentera crónica donde describe acertadamente lo que sus ojos alcanzan a ver y logra que el lector, en su imaginación, vaya más allá de lo que dicen las palabras dispuestas por Ríos Otero.
Con su peculiar manera de escribir las cosas por su nombre, el preciso columnista Filiberto Vargas Rodríguez publica Orizaba, visita obligada, donde perfila su punto de vista y apuntala que Orizaba se ha convertido en el acontecimiento más relevante de Veracruz en lo que va del nuevo siglo. Mediante interrogantes que se responde va delimitando la simpleza de que los lugares comunes cumplan totalmente con las reglas de comodidad y bienestar, tan difíciles de encontrar en cualquier ciudad del mundo. Atestigua el abanico de posibilidades para conocer Orizaba, el cual parece no tener fin. Posiciona la riqueza arquitectónica de sus edificios, los estilos constructivos, las obras que contienen y apunta los sitios de impacto turístico; para acabar dilucidando, como si deletreara un mágico conjuro, que aquella persona que alguna vez visite Orizaba, inevitablemente, habrá de regresar.
Un hombre feliz como Melitón Morales Domínguez, quien siempre tiene tanto que decir, se muestra juicioso y aporta un texto breve pero demasiado nutricio. Él es uno de los pioneros del periodismo libertario, que va de mano en mano y en sus inicios periodísticos fue defensor de mil combates, en ocasiones, entre la clandestinidad y contra la censura. Se ha consolidado como director de uno de los pocos medios que brotan de las rotativas y se continúan imprimiendo. Morales Domínguez desarrolla el tema de La moderna Orizaba donde evoca los recuerdos de una ciudad ingrata, que desmerecía ante la belleza de la cercana Córdoba. Pero muestra mayúsculo asombro ante su retorno a la ciudad que lo cautiva y lo lleva a expresar que todos los alcaldes de los municipios veracruzanos deberían seguir el ejemplo de trabajo a favor del pueblo del multicitado Juan Manuel Diez Francos.
Un periodista con gran historial en los medios estatales y nacionales, Omar Zúñiga, quien hace unos cuantos años se ha nacionalizado xalapeño, aborda el tema El aeroparque y nos va llevando por caminos de alegría, con lenguaje divertido y descriptivo de su estancia en la, ahora, hermosa ciudad de Orizaba. A manera de festiva crónica va contando su impresión al hacer el recorrido por el parque aéreo, revelando su inolvidable gusto por los aviones y dándole rienda suelta al escuincle desmadroso que lleva muy adentro. Tras navegar en las alturas consigue un gran reconocimiento por ser el piloto más diestro, el alumno más avanzado de la jornada, logrando mediante su indetenible palabra dar un apasionante colorido a las páginas, dejando muy atrás las solemnidades sacerdotales. Cuentan las malas lenguas que así fue como este intrépido capitan Zúñiga, por tan largo y ágil vuelo de la imaginación y tras haberse lanzado por el tobogán de emergencia para estar a salvo en tierra, al ser entrevistado por periodistas del Grupo de los 10, no pudo articular una mínima palabra y se soltó en llanto al comprender que en ese viejo avión había dejado olvidada la maleta de mano en que escondía lo poco que aún quedaba de su feliz infancia.
En El Citlaltépetl, Luis E. Domínguez Rangel refiere la planificada manera en que se construyó el Planetario Citlaltépetl, donde se tienen al alcance las instalaciones y los instrumentos más modernos y los mejores equipos tecnológicos y científicos, para conocer y comprender el inagotable y lejano rumbo del universo.
Llega con su voz Mario Javier Sánchez de la Torre, ese enorme personaje de mil historias periodísticas, quien domina a la perfección los micrófonos radiofónicos, las cámaras televisivas y las máquinas de escritura, para dejarnos leer Orizaba, una ciudad de progreso. Ubica a la ciudad en los aspectos económicos y sociales y señala categórico que Orizaba es un modelo a seguir en cuanto a su forma de gobierno, destacando a los empleados y a los servidores públicos locales por su honradez, disciplina, capacitación y servicio público eficiente, en beneficio de la población. Enlista los principales sitios de interés de la ciudad, los cuales son numerosos, variados y para todos los gustos, convirtiendo a Orizaba en el más importante Pueblo Mágico de México.
Con imágenes testimoniales de Bulmaro Bazaldúa, quien, en el mínimo espacio de obscuridad de la cámara fotográfica, logra encerrar aspectos fundamentales de “La ciudad donde nacen las lluvias”. El maestro de la lente cumple su cometido de capturar y de detener el tiempo, porque donde pone el ojo pone el click sempiterno, como un disparo luminoso, que deslumbra y maravilla en la eternidad.
Para concluir: Por la incesante labor de Juan Manuel, al menos se le podría llamar a la ciudad: Orizaba de Diez Francos, lo cual sería altamente gratificante y honorable. Y ya cayendo a los abismos de la idolatría podría ser convertido en San Juan Manuel de Orizaba, quitándole el acostumbrado virgen y mártir, por no ser ni lo uno ni lo otro.
Por otra parte, no hace falta tener la cabeza muy lúcida para comprender que Orizaba bien podría alcanzar a ser sede de los poderes del Estado de Veracruz, ya que Xalapa es un remedo de Capital del Estado debido a las pésimas y vergonzosas administraciones, gubernamental y municipal, que han convertido a Xalapa en una ciudad sin lustre y en ruinas atenienses.
Es así que, adentrándose en estas uniones de letras, que arman palabras y construyen pensamientos, cada autor da cuenta de su libre expresión y abre un sendero de luz en la memoria, para que el lector compenetre y habite bajo la sombra de las páginas de La magia Orizaba. Los periodistas saben apreciar el rumbo cotidiano de la sociedad y reconocen, en su momento, el esfuerzo de sus gobernantes por ofrecer políticas públicas de vanguardia, razonables y en beneficio de los habitantes -como es el caso de lo que ha ocurrido en la hermosa Orizaba de las lluvias eternas-.
Los periodistas no hacen el elogio dócil de los malos gobiernos y escriben sobre realidades y certezas, por eso son vistos con recelo por los improvisados, los corruptos, los mentirosos, los ladrones y los cobardes.
Los periodistas son luz intensa y ardiente ante la fantasmal obscuridad gubernamental que agobia a los veracruzanos y que, cual siniestra pesadilla, esperamos que tenga pronto fin.