SCRIPTA MANENT – La agonía del Jamapa – Y seguimos…

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Luis E. Dominguez R.

El fin de semana pasado viajamos de Huatusco a Coscomatepec, y al salir de una de las curvas de la carretera, la imagen del Pico de Orizaba llenó el parabrisas.”¡Mira que hermosura!” Dijo mi compañero de viaje, quien conducía el vehículo. ¡Mira que tristeza! Expresé en mis adentros.

La imponente montaña, desde el punto en que estábamos, se veía absolutamente café, seca. Parecía el paisaje de un cartón arrugado y triste. Ni un atisbo de nieve…

Y llegamos a Coscomatepec y, durante toda la mañana y desde diferentes ángulos, la montaña más alta de México, otrora blanca y orgullosa, seguía mostrándose sucia, seca, sin un árbol.

Y la visión fue empeorando a medida que el humo de un incendio que, dijeron, tenía ya tres días ardiendo en una comunidad al pie de la montaña, la manchaba todavía más.

Crecí en Fortín de las Flores. Sé de lo que hablo cuando les digo que el Pico de Orizaba tenía nieve todo el año. Los 4 glaciares que conformaban su blancura, no sólo era color, era vida.

Al principio de este Siglo reportamos con preocupación que de los cuatro glaciares del Pico de Orizaba, que debían ser eternos, solo quedaba uno: el Glaciar Jamapa. Y éste, según los especialistas, estaba ya en un 30 por ciento de su volumen. Pero eso fue hace 20 años.

Ahora, la blancura de ese glaciar ya no se percibe. Está a punto de extinguirse.

Y no es el paisaje -aunque se extraña- lo que reclamo. Es la falta de atención de autoridades y pueblo a lo que está sucediendo y dejamos pasar.

El glaciar Jamapa, en su deshielo, da origen al río del mismo nombre. A lo largo de su cuenca, este río surte de agua a las actividades y necesidades de al menos dos millones de veracruzanos. Imaginen el panorama y sigan el río desde el volcán en donde nace, hasta desembocar en la laguna de Alvarado y de ahí al mar.

Son decenas las comunidades y rancherías, desde las ubicadas en la falda del volcán… y luego las ciudades chicas y medias: Chocamán, Fortín, Córdoba, Yanga, Cuitláhuac, y así hasta Boca del Río y después hasta Alvarado. Pasando por los complejos industriales de todo tipo, ingenios y demás, ubicados en el recorrido del Río y sus afluentes hasta su desembocadura.

El agua del Jamapa permite -en algunos casos permitía- actividades industriales, agrícolas, ganaderas, urbanas, turísticas y demás.

No hablemos del asqueroso intercambio que los veracruzanos de la región Central hacemos con esta fuente de vida. Salvo Orizaba, que en este siglo entendió y actuó, construyó, instaló y opera suficientes plantas de tratamiento para limpiar el agua que toma y regresa al Río o alguno de sus afluentes, ningún otro municipio, ni empresa, ni rancho ni vivienda deja de enviar residuos y venenos de todo tipo al agua… Y al ambiente.

Hace unas semanas, que inició la temporada de sequía en la zona e inició el tandeo en los organismos de agua potable municipales, publicamos algunas fotografías del Río Jamapa completamente seco…

Y va a llover, y va a haber agua. Y volveremos a pensar que todo está bien. Pero el cambio climático, y lo que le hicimos a los glaciares del Pico de Orizaba, lo vamos a pagar, y muy caro.

Ni un pinche arbolito sembramos, de los millones que permitimos talaran. Ni un filtro pusimos para evitar contaminar…

Y seguimos…

luisedomra@gmail.com

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