COLUMNA 33 —  Pasado de López – ¿Guerra Sucia?

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Por Carlos Lucio Acosta

VERACRUZ.(México).- ¿Se pueden esperar expresiones humanistas, generosas, solidarias, cristianas o adventistas de Obrador?

Su pasado está marcado por dos episodios excesivamente transparentes, que conforme avanza el tiempo político  y social, no solo se profundizan, sino además se amplían.

El incidente de referencia ocurrió en la entrada de “Novedades Andrés”, comercio de telas, ubicado en el centro de Villa Tepetitán, municipio de Macuspana, en el estado de Tabasco.

A las cuatro de la tarde en punto del nueve de junio de 1969, sonó el disparo de pistola tipo escuadra calibre 38 marca Super Colt, de la cual saliera la bala que penetraría en la cabeza de José Ramón López Obrador, de escasos 14 años de edad.

La señora Manuela Obrador González, al enterarse del incidente pidió apoyo al empresario Diego Rosique, amigo del entonces gobernador Manuel Rafael Mora Martínez.

Al agente del Ministerio Público en turno, Arnulfo Sánchez Méndez, después de rigurosa investigación, califica el caso como “muerte accidental”, documenta Rumbo Nuevo, el diario de la vida tabasqueña.

El incidente molestó a la comunidad y la familia López Obrador, emigró a Macuspana.

En 1963, al perder un partido de beisbol y visiblemente enojado, golpea en la nuca con pelota de beisbol a su compañero de escuela José Ángel León Hernández, el cual queda en estado vegetativo y meses después muere. Es detenido y luego liberado gracias a un amigo influyente. Y se ve obligado, ante la indignación y amenazas de un sector de la población, a cambiar de residencia a la ciudad de Villahermosa, informa el Diario de Tabasco.

Más tarde, aquel menor de 15 años de edad que matara al hermano de un balazo en la cabeza y a un compañero con pelota de beisbol, invade, junto con sus seguidores de izquierda, el mejor rancho de su antiguo protector Diego Rosique, criador de ganado beefmaster (Diario Presente).

El periodista y escritor Jorge Zepeda Patterson, en su libro “Los suspirantes 2018”, entra en defensa de Andrés Manuel López Obrador al apuntar que “…jugaban con la pistola, pero en un descuido cayó al suelo y se accionó sola”.

Con estos antecedentes, ¿se pueden esperar palabras humanistas, manifestaciones generosas, pruebas de cristiandad o testimonios adventistas de López Obrador?

Es digno de confianza, ¿el servidor público que desaparece guarderías infantiles, escuelas de tiempo completo, desayunos escolares y desabasto de medicinas?

Se puede tener fe en el mandatario que ¿tolera el empoderamiento del narcotráfico, de la delincuencia organizada y de células criminales? Merece respeto el Jefe del Ejecutivo Federal que muestra indiferencia  a la desaparición de personas, feminicidios, secuestro, extorsiones o tráfico de órganos humanos?

Usted, tiene la respuesta.

Sólo para tus ojos . . .

Acusamos recibo del libro “El imperio de los otros datos”, escrito por Luis Estrada Straffon. Muchas gracias.

(DR) Columna 33, 2021, México

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